Al día siguiente llegue a clase y no sabía que hacer, pero al sentarme a su lado supe que se lo tenía que decir.
-Adivina quien es.-le dije, él me miró y asintió.
-¿Es Gabriel?-y en el acto se echo a reír. Gabriel era el chico que más me molestaba en el mundo, y aunque siempre decía lo contrario era la persona que tenía mi corazón. Yo siempre decía que era idiota y que lo odiaba con toda mi alma, pero la verdad no era esa, la verdad era que lo quería y que tenía miedo de afrontar la realidad.
-Sí...-dije agachando la cabeza para que no viera lo roja que me estaba poniendo, él, lo primero que hizo fue tomárselo a broma, pero luego, cuando vio mi cara seria, se dio cuenta de que mi respuesta había ido totalmente en serio.
-¿Pero...? ¿Estás de broma, no?-negué con la cabeza.-¡Pero si siempre te estas quejando de que te molesta y que no te deja en paz!-dijo, estaba a punto de echarse a reír de nuevo.
-Ya, pero no sé, me gusta ¿qué quieres que haga?
-Yo nada.-me miró a los ojos y dijo:-Te voy a ayudar.-y sonrió.
Ya no me daba vergüenza hablar de Gabriel con Javi, siempre le contaba todo lo que me pasaba cada vez que nos veíamos, que era rara vez ya que él vivía lejos. Incluso le conté lo motivada que me puse cuando me mando un corazón en el tuenti cuando me dijo: Hola. Se lo contaba todo y él a mi también, hasta que un día, estaba súper raro y no me hablaba. Le pregunté y le pregunté y lo único que hizo fue gritarme, decirme que era una niñata y que le dejará en paz, esas palabras me hirieron como el asido, solo quería ayudar y él, mi verdadero amigo me había insultado, tratado como basura.
No tardamos en reconciliarnos, el veía lo que me afectaba que estuviera así conmigo así que me pidió perdón y me explico por que estaba así: Rita. Había tenido una pelea con ella por culpa de su mejor amiga y él estaba destronado. Se acabó el día en clase y yo me fui a mi casa, pensando en Javi, en Gabriel y en Rita
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