Vivimos en una sociedad en donde parece que lo único que
importa es el físico, que si no llevas esta ropa, o estás de esta forma, no
tienes, por decirlo de algún modo, el mismo trato que los demás. Con esto, no
quiero decir que la ropa que llevas o lo que pesas no sea importante, porque
dentro de lo que cabe, la apariencia física es bastante significativa.
Tu apariencia es trascendente, porque es lo primero que ve
otro de ti y, lógicamente, si quieres dar una buena impresión, tienes que
cuidarte, pero hay que darse cuenta de que una cosa es cuidarse y otra
totalmente diferente es obsesionarse. Las operaciones, los tratamientos
anti-edad, el deporte excesivo, las dietas extremas, todo esto me parece
innecesario y también una locura.
El ser humano debería de darse cuenta de una vez, de que no somos
perfectos, y que con todas esas operaciones y tratamientos, lo único que hacemos
es meternos sustancias innecesarias en el cuerpo y destruirnos poco a poco el cerebro.
¿A caso la gente no se da cuenta de que con eso, solo consiguen olvidarse de su
día a día, y de lo que verdaderamente importa? Se gastan millones de euros en
su apariencia, dejando de lado otras metas, dejando de lado a las personas, y olvidándose
de que la personalidad, es muy importante. Esas obsesiones, son momentáneas,
son modas que dentro de, tal vez, un par de décadas, no existan. Yo, estoy en
contra de todo esto, no le veo el sentido al cambiarte. No le veo el sentido a
crear otro aspecto, porque, simplemente, para mí, son más importantes los
estudios, el trabajo, la familia, los amigos…
Estoy casi segura de que cuando tengas setenta u ochenta
años, no te importará lo que los demás piensen de ti, ni siquiera te pararás
más de cinco minutos a mirarte en el espejo. A esa edad, solo te importará
disfrutar, pasar el tiempo con la gente que quieres, porque, simplemente, no te
quedará mucho más.